Crisis y Golpe de Estado en Bolivia: Las Claves de un Conflicto Complejo

Bolivia vivió una jornada tensa el miércoles cuando el destituido jefe militar Juan José Zuñiga, junto a un grupo de militares armados, asaltó la sede del Gobierno de Luis Arce en La Paz. Zuñiga declaró que su acción tenía el propósito de "cambiar el gabinete de Gobierno" y "restablecer" la democracia en el país andino. Este evento revivió el miedo y la tensión de la crisis política de 2019, llevando a los bolivianos a abarrotar cajeros automáticos y supermercados.

En los últimos meses, Bolivia ha atravesado varias situaciones que han provocado el descontento de muchos sectores de la población, la polarización en el Gobierno y una lucha por el liderazgo dentro del partido oficialista Movimiento al Socialismo (MAS). Estos factores han contribuido a la actual crisis boliviana.

La crisis política de 2019 marcó un punto de inflexión significativo. En ese año, Bolivia enfrentó una crisis política y electoral cuando el entonces presidente Evo Morales denunció un "golpe de Estado" tras alegar alteraciones en el recuento de votos de las elecciones generales del 20 de octubre. La oposición acusó al gobierno de Morales de un "autogolpe" al no obtener los votos necesarios para ganar en primera vuelta. Morales renunció y denunció la intervención de las Fuerzas Armadas, y Jeanine Áñez asumió como presidenta interina en medio de un caos creciente.

Desde finales de 2021, Luis Arce y Evo Morales, ambos del MAS, han estado distanciados. Sus diferencias se profundizaron el año pasado durante un congreso del partido donde Morales fue ratificado como líder y candidato único para las elecciones de 2025. Las acusaciones mutuas entre Arce y Morales han exacerbado las divisiones internas del partido, afectando la gobernabilidad.

El MAS se ha dividido en dos facciones: los 'evistas', fieles a Morales, y los 'arcistas', seguidores de Arce. Los intentos de ambas facciones de realizar congresos nacionales para elegir una nueva directiva han sido rechazados por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), dejando en suspenso la candidatura oficialista para las próximas elecciones presidenciales.

La escasez de dólares, el encarecimiento de productos y la falta de combustible han agravado la situación en Bolivia. La administración de Arce ha enfrentado bloqueos y protestas de varios sectores. La falta de divisas se atribuye en parte a la disminución de ingresos por la venta de gas natural, un recurso clave que ha sostenido la economía boliviana durante décadas. La crítica a Arce se intensificó cuando declaró que el gas en Bolivia "se ha agotado" y culpó al gobierno de Morales por no explorar nuevos recursos.

Estos factores han creado un entorno de inestabilidad y descontento que ha culminado en el reciente golpe de Estado, complicando aún más la situación política y económica de Bolivia.