Países Bajos y China tensan su relación tras el control de Nexperia

El Gobierno neerlandés asumió control temporal sobre Nexperia y China respondió con un bloqueo comercial, abriendo un nuevo frente tecnológico.

Tecnología17/10/2025Ahora NoticiasAhora Noticias
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Foto: Toby Sterling

El reciente conflicto entre Países Bajos y China tiene como epicentro a Nexperia, una empresa de semiconductores con sede en Ámsterdam y propiedad del grupo chino Wingtech. Lo que comenzó como una medida administrativa derivó, en pocos días, en una tensión diplomática entre Europa y Pekín. El Ejecutivo neerlandés aplicó por primera vez la Ley de Disponibilidad de Bienes, creada en la década de 1950, para supervisar la gestión de la compañía, argumentando motivos de seguridad económica. “El objetivo es garantizar la continuidad de la producción estratégica en territorio europeo”, explicó un portavoz del Ministerio de Asuntos Económicos.

La decisión no implica una expropiación, pero otorga al Estado la capacidad de vetar movimientos estratégicos y nombrar un administrador independiente que supervise la toma de decisiones dentro de Nexperia. El tribunal de la Cámara de la Empresa de Ámsterdam aprobó la medida por un periodo inicial de un año. “Se trata de proteger conocimientos sensibles y asegurar la estabilidad del suministro tecnológico”, añadió la misma fuente.

La respuesta china llegó rápidamente. El Ministerio de Comercio en Pekín prohibió la exportación de ciertos componentes fabricados por la filial de Nexperia en Guangdong, afectando parte de la cadena de suministro hacia Europa y América. “Estas restricciones dañan la confianza entre socios comerciales y son un reflejo de decisiones políticas, no técnicas”, expresó el portavoz del Ministerio de Exteriores chino. La empresa, por su parte, confirmó que mantiene conversaciones con las autoridades del país asiático para intentar revertir la medida.

Aunque Nexperia asegura que sus operaciones en Europa continúan con normalidad, el caso marca un precedente en las relaciones tecnológicas entre la Unión Europea y China. Países Bajos justifica su intervención por razones de seguridad y Pekín la percibe como una acción discriminatoria. En medio de ambas potencias, Nexperia intenta sobrevivir a un pulso que redefine los límites entre política, economía y tecnología global.

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