Biden intensifica la guerra con misiles a Ucrania.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, autorizó recientemente el envío de misiles de largo alcance ATACMS a Ucrania, un movimiento que marca una escalada en la guerra y sigue un patrón conocido en la política exterior de la Casa Blanca. Durante meses, la administración se mostró reacia a conceder esta solicitud, temerosa de que pudiera provocar una mayor escalada con Rusia. Sin embargo, en un giro esperado, la Casa Blanca aprobó finalmente la medida, justo cuando la petición parecía haber quedado en segundo plano.

Este patrón de decisiones, en el que las peticiones de armas de Ucrania son rechazadas inicialmente y luego concedidas, ha sido evidente en el pasado con otros sistemas de armas, como los misiles HIMARS y los tanques Abrams. Aunque los ATACMS permiten a Ucrania atacar más profundamente en territorio ruso, los analistas advierten que el suministro limitado de estos misiles podría no tener un impacto inmediato en el terreno. El alcance de los misiles, de hasta 100 km, permite golpear objetivos clave, pero no garantiza un cambio drástico en el curso de la guerra.

La decisión de Biden también responde a la reciente expansión del conflicto, con el despliegue de tropas norcoreanas en la región de Kursk. Este hecho ha sido interpretado por funcionarios estadounidenses como una señal de que la guerra se está globalizando, involucrando a actores internacionales fuera del teatro ucraniano. La Casa Blanca justifica la autorización de los misiles como una respuesta a esta nueva dimensión del conflicto, que incluye a potencias como Corea del Norte, lo que aumenta la complejidad de la situación.

Finalmente, esta decisión representa un cambio significativo en la política estadounidense hacia Ucrania, con un riesgo elevado de prolongar y globalizar aún más el conflicto. El presidente electo Donald Trump heredará una guerra más compleja, con mayores implicaciones internacionales. La escalada de Biden podría dificultar sus esfuerzos por buscar una resolución diplomática, dejando al futuro de la guerra en un terreno aún más incierto.