Encuentran un potente estallido de rayos gamma que tiene el potencial de destruir una estrella

Un reciente estudio publicado en la revista "Nature Astronomy" revela que los astrónomos, utilizando el telescopio Gemini Sur del NOIRLab de la Fundación Nacional de Ciencias (NSF) en los Estados Unidos, podrían haber descubierto un método desconocido de destrucción estelar al investigar una potente explosión de rayos gamma (GRB).

Tecnología28/06/2023Ahora NoticiasAhora Noticias
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Créditos:Unsplash Image

Los astrónomos han determinado que este GRB fue producido por la colisión de estrellas o desechos estelares en el entorno abarrotado, en contraste con la mayoría de los GRB, que son causados ​​por la explosión de estrellas masivas o la fusión aleatoria de estrellas de neutrones.

Según la masa de las estrellas, la mayoría de ellas tienen un final predecible. A medida que envejecen, las estrellas de baja masa, como nuestro Sol, pierden sus capas exteriores y se convierten en enanas blancas. Por otro lado, las estrellas más masivas mueren en explosiones de supernovas, dejando remanentes ultradensos como estrellas de neutrones y agujeros negros. Existe también la posibilidad de que estos restos estelares colisionen si forman parte de un sistema binario. Esta última opción, que ha sido teorizada durante mucho tiempo, pero nunca antes observada, ahora cuenta con respaldo científico gracias a una nueva investigación.

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Los astrónomos que emplearon el telescopio Gemini Sur en Chile, perteneciente al Observatorio Internacional Gemini del NOIRLab de la NSF, junto con otros telescopios, han encontrado indicios de una colisión de estrellas o restos estelares que se asemeja a una demolición. Esto ocurrió en una región caótica y densa cercana al agujero negro supermasivo de una antigua galaxia mientras investigaban los orígenes de un GRB de larga duración.

"Estos nuevos descubrimientos demuestran que las estrellas pueden encontrar su fin en algunas de las regiones más densas del Universo, donde pueden ser impulsadas a colisionar", señala Andrew Levan, astrónomo de la Universidad de Radboud en los Países Bajos y autor principal del estudio. Este hallazgo resulta intrigante para comprender cómo las estrellas se desvanecen y para abordar otros interrogantes, como qué fuentes inesperadas pueden generar ondas gravitacionales que podríamos detectar en la Tierra.

Las galaxias antiguas, que son la principal fuente de los GRB largos, tienden a tener pocas estrellas gigantes, si es que aún quedan algunas, debido a que han pasado mucho tiempo desde su etapa de formación estelar. No obstante, estas galaxias están llenas de remanentes estelares ultradensos, que incluyen enanas blancas, estrellas de neutrones y agujeros negros, además de las estrellas mismas.

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El 19 de octubre de 2019, el Observatorio Neil Gehrels Swift de la NASA detectó una intensa ráfaga de rayos gamma que duró un poco más de un minuto. Esta fue la primera evidencia de que dicho evento había ocurrido. Un GRB se considera "largo" si dura más de dos segundos. Estas explosiones ocurren ocasionalmente, pero generalmente se producen a partir de la muerte de una supernova en estrellas que tienen al menos diez veces la masa de nuestro Sol.

Para obtener más información sobre los orígenes de los GRB, los investigadores llevaron a cabo extensas observaciones del brillo de los GRB utilizando el telescopio Gemini Sur. Estas observaciones permitieron a los astrónomos determinar la ubicación del GRB a menos de 100 años luz del núcleo de la galaxia, lo que lo sitúa muy cerca del agujero negro supermasivo de la galaxia. Además, los científicos no encontraron evidencia de una supernova correspondiente, lo cual habría dejado rastros en la luz observada por el telescopio Gemini Sur.

Sería importante que los investigadores encuentren más de estos fenómenos para aprender más sobre la verdadera naturaleza de los GRB y confirmar sus orígenes, incluso en entornos más turbulentos. Los científicos esperan poder combinar la detección de un GRB con la detección simultánea de ondas gravitacionales, lo cual será crucial cuando el Observatorio Vera C. Rubin sea lanzado en 2025.

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