¿Por qué siempre dejamos para mañana lo que podríamos hacer hoy? Descubriendo los secretos de la procrastinación

La procrastinación implica posponer o evitar las tareas que debemos realizar. Muchas personas tienen la tendencia de dejar todo para último momento, ya sea por hábito o porque sienten que rinden mejor bajo presión

Opinión15/07/2023Ahora NoticiasAhora Noticias
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Créditos: Twitter

¿Te identificas con aquellos que tienen la tendencia de posponer las tareas hasta el último momento? ¿Has tenido semanas para comenzar un proyecto, pero solo te pones manos a la obra el día antes? ¿Tus propósitos de Año Nuevo nunca se concretan? Si te sientes identificado con estas situaciones, eres un procrastinador. 

La procrastinación implica posponer o evitar las tareas que debemos realizar. Muchas personas tienen la tendencia de dejar todo para último momento, ya sea por hábito o porque sienten que rinden mejor bajo presión. Sin embargo, esto puede generar frustración, estrés y producir resultados mediocres debido a la falta de tiempo dedicado a las tareas.

Este fenómeno se produce tanto cuando hay una fecha límite establecida como cuando no la hay. Incluso sin un plazo definido, es probable que posterguemos las tareas. ¿Qué sucede con nuestras intenciones de comenzar a hacer ejercicio, dejar de fumar o llevar una alimentación saludable?

La procrastinación es el resultado de diversos factores, entre ellos la dificultad de aplazar las recompensas. Solemos posponer las tareas aburridas o aquellas que ofrecen gratificaciones a largo plazo. Nuestro cerebro tiene una tendencia a buscar la gratificación instantánea, lo cual fue beneficioso en el pasado evolutivo. Sin embargo, en la sociedad actual, donde tenemos seguridad y control sobre nuestras vidas, es importante aprender a postergar las recompensas y enfocarnos en beneficios a largo plazo.

La impulsividad está estrechamente relacionada con la procrastinación. Algunas personas son más propensas a la distracción y a actuar impulsivamente, lo cual las hace más propensas a posponer las tareas. Estos rasgos pueden ser heredables y están interrelacionados, ya que la procrastinación puede considerarse una manifestación moderna de la impulsividad.

La forma en que percibimos una tarea también influye en nuestra tendencia a procrastinar. Si vemos una tarea de manera abstracta, sin enfocarnos en los detalles concretos de cómo, cuándo y dónde llevarla a cabo, es más probable que la pospongamos. Además, la dificultad percibida de la tarea y la falta de motivación y compromiso también desempeñan un papel importante para esta condición

La ansiedad y el estrés también pueden contribuir al comportamiento de procrastinar. Cuando tenemos muchas tareas pendientes, podemos sentirnos abrumados y paralizados, lo cual dificulta la realización de cualquier acción. La procrastinación puede brindar un alivio temporal a esta tensión, pero genera un ciclo repetitivo de ansiedad y postergación.

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Para superar la procrastinación, es recomendable hacer listas de tareas y priorizar las más importantes. Dividir las tareas complejas en partes más pequeñas puede hacerlas más manejables y establecer metas realistas. Es fundamental evitar la multitarea, ya que esto puede distraernos y disminuir la calidad del trabajo realizado. Además, eliminar las distracciones, como las notificaciones de dispositivos electrónicos, nos ayuda a mantenernos enfocados y a resistir las tentaciones.

La procrastinación es un hábito que se puede superar con práctica y autodisciplina. Al implementar estos consejos y comprender los factores subyacentes, es posible vencer la procrastinación y lograr una mayor productividad y satisfacción en nuestras vidas. Recuerda, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.

 

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